Reflexiones desde una caja

REFLEXIONES DESDE UNA CAJA


Como muchos sabéis, los últimos meses he ampliado mi radio de acción y he estado trabajando de cajera en un supermercado. No era el trabajo de mi vida pero el tiempo que estuve allí mal no estuve. Empecé para un mes y terminé estando siete, así que muy mal no podía estar haciéndolo. El contrato se me terminó, pero me dejaron abiertas las puertas para volver si en un futuro necesitaban gente, así que encantada de que si sigo libre me vuelvan a llamar.


En fin, que durante estos siete meses, he estado bastante entretenida. Ves a gente conocida, hablas con unos, con otros... Hay gente que no conoces y que les caes en gracia y vuelven a pasar por tu caja siempre que van por allí, otros te cuentan su vida, otros son más serios y ni los buenos días... También hay días duros, en los que todo te sale mal, en los que te toca un cliente que te hace pensar de todo, pero tu tienes que estar: dientes, dientes... Los malos por los buenos y tengo que admitir que han sido más días de los últimos.

La verdad es que aburrirme no me he aburrido para nada, además, es un buen método para conocer los gustos y aficiones de la gente: si tiene animales, si se va de fiesta, si es solter@, si tiene hijos o sobrinos, si esa noche toca... La cesta de la compra puede decir mucho de una persona. También empiezas a conocer a la gente por sus horarios, los que siempre van a última hora, los madrugadores, los del sábado...

Y luego está el tema del dinero. Mira que yo soy de letras, pues no me ha quedado más remedio que manejar mogollón de números. Además, descubres que hay billetes más allá de los de 50€! El primer día que me pagaron con un billete de 500 creo que me debí quedar con cara de pánfila acariciándolo con placer... También están los de 200, pero de esos vi menos, está claro que no se usan tanto. Con todo esto de los billetes compruebas además, que la gente maneja bastante dinero o que yo manejo más bien poco, según como se mire.

Podría seguir contando mil y una anécdotas, pero así no tendría nada que contaros cuando quedemos a tomar un café, así que ahí lo dejo por el momento. 

Y quien sabe que rumbo tomará mi vida en los próximos días. Seguiré informando.