¿A quién seguir en Twitter, al famoso o a su cuenta 'fake'? En Twitter proliferan numerosas cuentas falsas que utilizan la identidad de otra persona o empresa
Empiezas en el mundo de Twitter y lo primero que haces es comenzar a seguir a gente. Primero buscas conocidos (amigos, familiares, etc.). Después te animas y empiezas a buscar a gente famosa a quién seguir. Lo bueno de esta red es que no es como otras como Facebook, que es más selectiva y puedes decidir quién es tu ‘amigo’ o no. Así que localizas a uno, luego a otro y empiezas a seguirles inmediatamente, sin que la persona a la que sigues pueda oponerse (luego podría bloquearte, pero ese es otro tema).
Actualmente, muchas de estos perfiles de famosos son
los reales y tienen cuentas verificadas,
una insignia azul, que demuestran la autenticidad del personaje en
cuestión. Sin embargo, proliferan muchos
perfiles falsos que utilizan la identidad de otra persona o una empresa, ya
sea para beneficiarse de una u otra manera o bien para desprestigiarle en
muchos otros casos.
Muchas de estas cuentas ‘fakes’ apuestan más por la
ironía que por la maldad y cuentan con innumerables seguidores, muchos de
ellos, más que la persona a la que imitan, que puede que incluso no tenga
cuenta en la red. Es el caso, por ejemplo del presentador de informativos
Matías Prats, que a falta de una cuenta oficial en Twitter tiene numerosas
cuentas ‘fake’ que parodian los latiguillos con los que muchas veces finaliza
la presentación de una noticia.
El Gobierno tampoco se libra de las parodias y por
ejemplo, la cuenta Gobierno de España (@gobiernoespa) tiene ya más de 200.000
seguidores y lanza perlas como “¿Eres
rico? ¿Quieres más dinero? ¿Quieres robar miles de millones y salir impune o
con una pena de cárcel de risa? Visit Spain”. Ministerios como el de Empleo o el de Cultura también disponen
de su propia cuenta fake, (Misterio de Empleo @medyciencia y Ministerio
InCultura @culturagob) que no se cortan a la hora de soltar pullitas contra el gobierno actual
Ahora depende de cada uno decidir a cual seguir, si
al original, al fake o a ambas a la vez. Lo que no hay que hacer es tomarse en
serio estas cuentas y saber dónde está el límite entre la parodia y la
realidad. Lo mejor es seguirlas como lo que son, una imitación divertida del
personaje o la empresa en cuestión.